Cifras y Letras

Desde que un libro aparece por primera vez en la mente del escritor hasta que finalmente aparece en la mente del lector, hay un proceso doloroso que está plagado de inseguridades (escritura), dudas (buscar editor), espera (que el editor responda), inquietud (la oferta que te va a hacer el editor), frustración (la oferta baja que te hace finalmente el editor), felicidad (al ver las primeras pruebas de impresión), dicha (al ver tu libro en una librería) y decepción (cuando no puedes pagar tu casa cinco meses más tarde). Este texto va de cómo el escritor tiene que ser escritor y tener un trabajo de verdad para poderse permitir ser escritor. (También hay otras posibilidades, en las que el editor te cuida y te protege y se propone que te dediques a escribir y a aprender… pero se dan menos casos.)
Todo ha empezado cuando Jordi Corominas se ha dado cuenta de que en El Cultural hay un error con un precio. Sin la coma, el libro valía 1.890 euros. Lo primero que he pensado ha sido: dios mío, el 10% de ese precio por cada libro. Y entonces Javier Yohn ha hablado de lo injusto que es ese 10% para el autor. Y es cierto que es injusto, lo es incluso sin saber qué trampas encierra ese porcentaje. Por eso me he decidido a escribir algo sobre este tema, porque creo que, a menos que estés implicado directamente, es bastante desconocido incluso para los que se mueven en el sector.
Bien, es cierto que el escritor se lleva el 10% de las ventas. Vamos a obviar que el escritor mientras escribe no está cobrando nada. Y que con suerte logrará que le publiquen el libro. Bajo estas dos premisas, empiezo el curso económico de un libro. El otro día, en las Confesiones de una editora poco mentirosa, de Esther Tusquets, me di cuenta de algo en lo que no había reparado porque llevo poquísimo tiempo en el mundo literario y me lo he encontrado ya así. El mundo de los adelantos es bastante reciente. La que era editora de Lumen hablaba de la llegada de Carmen Balcells como agente al mundo editorial, y cómo su llegada cambió la suerte de los autores. Ese tanto por ciento es tan bajo (y además está sujeto al precio sin IVA, no al de venta final), que Balcells hizo que los adelantos tuvieran calidad de sueldo. Me explico. El adelanto se corresponde a los derechos de autor: compran la novela, el uso comercial de ésta. Después el escritor se lleva el 10% de las ventas. Como todo era tan miserable, fue Balcells la que hizo que los adelantos, al menos para sus autores, tuvieran mayor peso.
El escritor también tenía que pagar casa, alimentar a sus hijos y comer. De modo que si no había un buen adelanto, con el 10% de las ventas, a menos que fuera un gran éxito, no daba para nada. Como la intención de la Balcells era cuidar de sus escritores y que no tuvieran que estar buscándose otros trabajos, sino dedicándose a escribir, cambió las normas. El peso económico ya no caía sobre las ventas, sino sobre el adelanto. Eso contribuyó a que los escritores se convirtieran (de lejos) en futbolistas. Las ventas no importaban, sino el adelanto: si otra editorial les daba un adelanto mayor, se iban con ella. Con casos excepcionales de fidelidad como la de Miguel Delibes o Samuel Beckett.
Desde aquí: gracias, Carmen Balcells.
Pero entonces todo aquello desembocó en otra cosa. El adelanto no solamente compra los derechos de autor, sino que compra unas ventas mínimas. Intentaré ser clara para que se entienda bien. Un editor, cuando paga un adelanto, no lo paga solamente por el uso comercial, sino que está anticipando un número de ventas que deberá cubrir. Hagámoslo con números: el editor decide hacer una tirada de 3.000 ejemplares por la novela de un joven autor. Decide comprar los derechos por 1.000 euros al 50%. ¿Qué significa eso? Que los 1.000 euros cubren la primera mitad de las ventas: ese 10% injusto del que hablaba Yohn no se empezará a pagar hasta el libro vendido 1.501. ¿Por qué? Porque el adelanto que dan les reserva el pago de las primeras ventas. He puesto el 50% para que sea la mitad y se vea mejor, pero hay distintos contratos. 
Entonces, ¿qué? El escritor necesitará vender 1.500 libros (que, en los tiempos que corren, es difícil incluso para los que lo tenían fácil hace unos años) para poder empezar a cobrar el 10% de las ventas. ¿Y qué pasa si el escritor nunca llega a vender la mitad de la tirada? Pues que el escritor nunca recibirá una liquidación por ese libro. Estará en deuda con la editorial. ¿Tiene que devolver el dinero si no vende el porcentaje que corresponde al adelanto? No, faltaría más. El dinero no se devuelve y lo de estar en deuda es una manera de hablar, pero desde que el libro sale, la cuenta de los escritores con los editores está en números rojos. Desde la publicación, el libro estará a -1.000, que es el precio que han pagado por el 50% de su tirada. Mientras no superes la mitad de las ventas, tu cuenta seguirá siendo a deber.
De un libro que vale 18 euros, el escritor se lleva (una vez superado el porcentaje del adelanto) aproximadamente 1,5 euros. De ahí hay que descontar impuestos y lo que se lleva el agente, en el caso de que se tenga. Y la liquidación la recibirá anualmente. Así que además de adelantar su trabajo, porque mientras escribe no cobra, y recibir un adelanto que no paga la novela sino la primera parte de la tirada, el escritor puede pasar años hasta que cubre su anticipo. Puede ser que ni siquiera llegue a pagar su libro. ¿Y cómo vive el escritor, con qué dinero cuenta si no tiene otro trabajo? Si alguien da con la respuesta, que corra inmediatamente a dármela. 
Que el escritor, de quien parte el producto, se lleve sólo el 10% es injusto, sí. Pero, como dice Javier Avilés, el 10% de nada es nada. 
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En este enlace, la conversación.

3 thoughts on “Cifras y Letras

  1. Muy interesante y reveladora entrada, mucha gente desconoce que la mayoría de los escritores no ganan sueldos estratosféricos. De hecho, la mayoría paga las facturas con otros trabajos.

  2. Si no me equivoco, el autor es el único que cobra una vez al año (con suerte) (y no mucho). Así que a la fuerza tiene que pagar las facturas con otros trabajos (si los tiene).

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