Un andar de no ser de acá

Si alguna vez necesitas un jubilado, que no sé para qué uno puede necesitar un jubilado pero quién soy yo para decidir algo así, si necesitas un jubilado sólo tienes que irte al puerto, que ahí hay una hilera y los tienes de todos los tamaños, edades, si los quieres rubios o morenos, con ojos claros, que ya sabes que entonces van a necesitar gafas de sol, aunque ya me dirás qué sol, o si quieres los ojos oscuros. Como lo quieras, te vas al puerto, a la zona que están haciendo obras, y ahí tienes a todos los jubilados que necesites. Si no hay veinte no hay ninguno. Pero lo importante es que íbamos por ahí de la mano, y que dentro de que el día era gris, había algo de luz, o por lo menos los coches brillaban un poco y tú decías el sol y yo decía la risa, porque de verdad, qué día, qué tiempo. Nos quedamos pensando en los hombres que miran las obras y opinan de si sí o si no, de lo bien o lo mal, y nos quedamos con ganas de ver a una mujer mirando y opinando, pero la única mujer que se asomó a las obras fui yo y fue para hacer una foto… porque otra cosa no, pero fotos le saqué a todo, hasta a las flores que había al lado de la carretera, en esa carretera que baja y llega a la zona que conozco, y digo la zona que conozco porque sólo es una. Hice muchas fotos, eso sí, hasta a una flor pequeña, que me costó enfocarla de lo pequeña que era, y le saqué la foto como si no hubiera flores en cualquier otra parte, pero ahí, todo el día lloviendo, digo yo que para algo tiene que servir, y es para que al menos una pueda hacer una foto a una flor que ha estado en las mejores condiciones. Saqué tantas que se acercó una chica para hacernos algunas preguntas para turistas, y aunque yo estaba convencida de que era por los ojos azules y un andar de no ser de acá, como dice Calamaro, nos dijo que era por las fotos:
—No, como la vi haciendo fotos…
—Sí… no, pero somos de aquí.
Nos reíamos porque andábamos por ahí de la mano, como turistas, y aunque era mentira, aunque yo no era de allá, y aunque no parezcas de acá, con los ojos azules y todo lo demás, lo parecía, parecía que fuéramos de allí, de la plaza misma, que fuéramos de María Pita, porque de lo contrario, a ver por qué iba yo a entrar a la iglesia a darle las gracias a Nuestra Señora de la Merced.

7 thoughts on “Un andar de no ser de acá

  1. Oh Jenn: qué bueno es Calamaro cuando se olvida de intentar imitar a Dylan y a los Stones. Qué buena es esa canción y cómo me gusta leer un texto tan bueno y que la menciona.

  2. Muchas gracias, Francesc. Estaba intentando buscar una expresión que hablara de eso, de ese andar que le hace pensar a una chica que eres turista, y me he acordado de Calamaro. Y además era justo mencionarlo y que tú lo menciones, porque pasamos toda la mañana hablando de Calamaro, Dylan y compañía. Un petó i gràcies!

  3. María Pita, María Pita… ésta es una ciudad de mujeres y ella sólo inaugura las generaciones y aquella zona, la que tú conoces, ha visto y dado cobijo a muchas de ellas. En fin, será de las pocas cosas que me encantan de la ciudad :)

    Yo quiero sacar fotos contigo… ¡y tomarnos un helado en la Colón!

  4. Me encanta ese rojo, y las fotografías, todas, la de la Torre también :) y eso que me ha costado reconocer la primera (a la primera:) paseo mucho por ahí con Lota, nos gusta a las dos (bueno, un poco más a mí:)
    Me alegro de que te gustase mi ciudad :) y qué suerte pasear de la mano!
    Un abrazo grandeee

  5. He andado por aquí de vez en cuando, un poco por falta de tiempos (o de equívocas formas de gastarlo), pero nunca comenté. Creo que es una injusticia, pues sólo sabemos si nuestra vanidad vale la pena cuando recibimos algún reflejo, aunque sea una mueca, un mohín. Y entonces dejo esto, que no es más que reconocimiento al bello relato y a lo que se plasma en este blog, con lo que cuesta seguirlo. Al margen del reconocimiento, te podría dar varias razones por las cuales tener un jubilado; pero eso es para otra historia. Me quedo disfrutando de ese escurrir de imágenes que forma tu estilo, tan afecto al espíritu cronopio que suele jugar dentro de mí. Saludos.

Deixa un comentari