Durante algunas semanas leí a Carmen Martín Gaite creyendo que estaba viva. Por la fecha de nacimiento y las ediciones viejas que compraba en el Mercat de Sant Antoni, bien podría estarlo. La había descubierto de la forma más tonta. Empecé a estudiar Filología Hispánica, aunque nunca la acabé, y en algún examen de normativa los nexos debían colocarse en un fragmento de ‘Nubosidad variable’. Lo cierto es que no me interesó en especial, pero decidí buscar el libro para comprobar qué nexos había decidido la escritora.
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