
Gemma Miralda
Queríamos una boda normal para nuestro amor normal: él cocina, yo friego los platos, la niña pone la mesa; él prepara los desayunos, yo coloco la ropa, la niña hace su cama. El amor sencillo. Bailamos en la cocina, llegamos tarde al colegio, tenemos sueño los sábados de entreno, tendemos lavadoras cuando sale el sol. Las bodas de amor normal deben ser normales: la gente baila, se divierte, llora y se ríe. Es lo que queríamos celebrar, que somos conscientes del milagro.