Aunque la cultura y la sociedad se empeñan en presentarnos la familia como un lugar idílico en el que refugiarse, la literatura se ha encargado de empañar la escena perfecta. La relación entre los hermanos, el dinero de por medio, los conflictos materno-filiales, la falta de comunicación y la convivencia ayudan a Cynthia D’Aprix Sweeney a dibujar en cada uno de sus personajes, incluso los más secundarios, muchos de los pecados familiares más frecuentes.