Les escribo desde un silencio que arrastra. Escribir de las cosas que pasan todos los días es cansado y le deja a una la sensación de que no ha vivido nada, aunque después yo les cuente a ustedes todo lo que he vivido y parezca que sí, la impresión al relatar la vida es la contraria: que no he vivido nada, como en el poema de Mía Gallegos, que ustedes deberían leer. Pero para contradecirme, aquí les muestro detalladamente todo lo que alguien que escribe un diario contaría.