Tolouse Lautrec
Aunque Julio, Julito, no quiere ir solo a la calle porque le da miedo, acaba haciéndolo. Afuera, la abuela, la señora Albero manipulada por su hija, su hija viva como a veces dice, está frente a la puerta y apoya una rodilla en el suelo, abre los brazos y dice:
—¡Corre con la abuela, chiquitín!
Y el chiquitín corre con la abuela orgulloso porque ha sido un valiente, con sus cuatro años ha sido un valiente y ha bajado solo, solito, a la calle, sin ayuda de nadie. La señora Albero lo coge en brazos y le va hablando mientras avanza hacia el coche. Rita la observa y le cuenta los pasos y sí, es verdad, se parece un poco a Julia, sobre todo en el color del pelo.
—Mira, mira quién está ahí… la tía Rita… ¿te acuerdas?
No puede acordarse porque era un recién nacido, y dice que no con la cabeza, pero sabe perfectamente quién es la tía Rita, porque su padre le habla de ella y le enseña fotos de Rita y de mamá juntas, y los últimos regalos que ha mandado a escondidas la señora Albero también eran de parte de ella, y cuando entra en el coche y se sienta al lado de la tía Rita, la abraza y dice ¡hola! Y en ese momento la tía Rita cree que no va a poder, pero Mónica arranca el coche, acelera y piensa: A R I E L.
MUJER SIN HIJO, página 147