un día cambié una ciudad de sol por el cuerpo de un niño
el niño iba a cumplir tres años
el niño llevaba unas botas de agua
el niño escondía dos corazones que latían intercalados
un día cambié una ciudad de sal por unas botas de agua
las botas de agua iban a cumplir un día
las botas de agua llevaban un niño de sol
las botas de agua escondían dos pies que saltaban intercalados
después el niño de sal metió un corazón en cada bota de agua
esperó la lluvia
esperó esperó esperó esperó la lluvia
no caía ni una sola gota para el niño de sal
sacó un pie de una bota y después otro pie
se puso a andar descalzo por la ciudad de sol
y empezó una nana que no sabía cómo iba a acabar
después la nana de sal metió un niño en cada bota de agua
esperó la lluvia
esperó esperó esperó esperó la lluvia
no caía una sola gota para la nana de sal
sacó un niño de una bota y después otro niño
se puso a cantar descalza por el sol de la ciudad
y empezó un corazón que no sabía cómo iba a caber
Hermoso.
Muchas gracias, Lorenzo. Es un poemita para mi sobrino, que ayer cumplió tres señores años muy bien llevados. Me alegra que te guste.
¡Un abrazo!
¡Me ha encantado! Un beso.
Juanjo (a ver si consigo colocar el comentario; llevo varios intentos y mi torpeza es infinita)
Ese niño, desata una gran hermosura en tu alma que se plasma en este bello poema.
Un beso Fusa
fusa, tenés que escribir un libro para niños (un libro para niños de Fusa sería un libro, también, para “grandes”). te veo escribiéndolo, siento que está adentro tuyo y a los niños nos encantaría, nos petrificaría dejándonos con la boca abierta (en el sentido literal del “incantesimo”, en italiano), nos petrificaría de amor, sí, el hecho y el gesto de leerlo.
Qué más quisiera yo, querida, que escribir un libro para niños y para grandes a la vez, que os petrificara de amor, que os dejara la boca abierta. Está adentro de mí, eso te lo aseguro, y no dejaré de intentarlo hasta que me salga. Es uno de los mensajes más bonitos que me han dejado por aquí, Mariel. Gracias, pájaro mío…