
La tía Antonia vive delante de la abuela, pero la abuela ya no vive, o al menos no la vemos, y por las noches yo salía a la calle descalza y pasaba la carretera, que no había coches, y ahí estaba, sentado en una silla en la acera, el tío Domingo, con su barrigón, diciendo que no se había quedado dormido, pero con los ojos cerrados, y siempre me decían que no hablara fuerte, que el tío Tomás se iba a dormir muy pronto porque se levantaba para ir a trabajar cuando todavía era de noche. Pero el tío Tomás no era mi tío, en realidad, y cuando le tenía que llamar, que era pocas veces, no sabía cómo hacerlo. El tío Domingo, el marido de la tía Antonia, siempre me hacía bromas y yo siempre se las reía, tuvieran gracia o no. La tía Antonia me enteré de que se llama también Eulalia, ¿o era Elvira? La cuestión es que tenía dos nombres, y que la tía Eulalia de Bergai se llama tía Eulalia precisamente por la tía Antonia, que vive delante de la abuela, aunque la abuela no viva ya, aunque la abuela siempre esté viviendo. En la foto, la casa de la tía Eulalia. La tía Antonia, quiero decir.