Siempre que entras, y siempre puedes entrar, te encuentras con que justo interrumpes algo banal y precioso que estaba sucediendo en ese mismo instante en que tú venías a ver qué trozo de tierra de Belfondo podías llevarte a la boca. Si el viento nos favorece, quizá le podamos quitar un poco del polvo que le cubre y ver cómo todos están en carne viva: todos al borde del mundo, de la vida, a punto de morir de placer o de pena, todos, siempre, justo en ese instante en que piensas que todo va a suceder, pero nada está ocurriendo. Así es siempre en Belfondo. Y siempre que entras, siempre puedes entrar, hay alguien que está sufriendo y alguien que está con la respiración cortada por algo fascinante, un descubrimiento único, y alguien está con un libro en las manos, bebiéndose a sorbos pequeños las letras prohibidas, y siempre hay alguien que está rezándole a Dios, y siempre Dios está siendo una mujer que tiene los ojos azules y desearía ser ciega y no haber visto nunca los ojos negros, negrísimos, del cura. Te lo cuento por si alguna vez quieres entrar, siempre vas a poder hacerlo, para que sepas que las campanas nunca redoblan del mismo modo ni a la misma hora, el tiempo se dilata, se estira, y es un chicle en la boca de un niño que no sabe todavía adónde va cuando se lo traga y tiene tanto miedo. Las putas tienen alma, los hermanos desean furiosamente, una niña huele las sillas donde su madre embarazada se sienta, un adolescente sabe que su infancia es un montón de vasos de vino vacíos, una viuda vence la soledad entre fogones y una esposa confía en la mentira de su marido porque es así como sabe amarle. Así es siempre, en Belfondo, y siempre que entres, siempre puedes entrar, te encontrarás con que el amo te va a mirar y va a pensar qué, de qué modo, podría anularte para que le pertenezcas. Un maestro se niega a enseñar a una mujer que quiere leer la carta de amor de un cartero que quema las letras de un hombre que espera a las nueve a que aparezca su amada. Justo cuando quieras entrar en Belfondo, y siempre vas a poder hacerlo, va a haber una mujer vestida de negro que va a salir de su casa, justo en ese preciso instante, y, al verte, va a girarse, sin acabar de cerrar la puerta, todo se va a detener por ti, todos van a mirarte, pero la que más la mujer, hay un niño y una niña que bajan por una pequeña pendiente, y la niña tiene dos trenzas, el niño mira lo que lleva en la mano, y tú no vas a poder saber qué, todos van a mirarte, menos el niño, que está concentrado en eso que quieres ver, pero los demás todos te van a mirar, y sobre todo la mujer, que todavía no ha cerrado la puerta y te mira, sin palabras te va a decir que esperaba por ti, que estaba por ti, que no creía que llegaras tan pronto, que bienvenido a Belfondo, y tú vas a mirarla fijamente, pero nunca vas a saber de quién se trata. Siempre va a ser así cuando entres en Belfondo, y siempre vas a poder entrar.
Sobre todo no vayas a buscarme en ninguno de sus lugares. Sobre todo porque va a ser imposible. Estoy en todos. Y a lo mejor Belfondo habla de amor, también. A lo mejor siempre estoy hablando de amor. Bienvenido.
Y al mirar a la mujer, fijamente a los ojos, desde el verde de tus ojos, todo Belfondo te va a acoger.
Un relato hermoso.
Un abrazo Fusa.
Yo que siempre estoy a punto de morir (como todos?) quisiera entrar a Belfondo
Un abrazo!
Carmela: Belfondo es como una madre con los brazos fornidos y las mejillas sonrosadas de vino y de calor y de placer, que te acoge, que te estruja pero no te ahoga.
Un abrazo y gracias.
Marcelo(na): Tuviste un sitio de privilegio en Bergai, ciudad amada donde las haya, no podía ser de otro modo en Belfondo. Pasa… y quédate a punto de morir, pero sin hacerlo nunca del todo.
Un beso.
Ummm esos lugares me suenan…
Vale, hablemos de amor y de miedos, de vida y muerte, de cimas y abismos, vuelve Belfondo! genial!
Y Fusa cuentista, dedos cuentistas, vuelve a vestirse de la cabeza a los pies? (o era al revés? bah, qué mas da, el caso es que está preciosa con éstas galas)
Fuuussaaa, quería venir, a decirte, a contarte que te citaba, y que homenajeaba a esta escritora que nos gusta tanto. He venido, te he visitado pero en tu casita en varias ocasiones pero no había buzón ;-)Después me ausenté por un tiempo del blogcindario. El amor debería ser causa de baja laboral :-), el desamor también :-(
Vuelvo. Vuelves. Y “Matute” nos guía, nos encuentra, nos une: sus palabras son MAGIA.
Qué belleza apresada en imágenes en suspenso, sucedidas, ráfagas de fantasmas, en suspenso. Todo en suspenso. Quiero una para mí, Fusa inspiradora.
Marga: Vuelve Belfondo, Margot, sí, pero de qué manera (sht, no lo digas muy alto por si me despierto, pero vuelve en forma de libro publicado). Preciosa con estas galas o no, qué bien me miras tú siempre.
Un abrazo enorme.
Malvada Bruja del Norte: jajaja, qué linda. La vida debería ser motivo suficiente para una baja laboral.
Es verdad que cerré el buzón durante una temporada, no sé para qué sirvió, digo yo que para algo, pero ya vuelvo a dejaros hablar… porque de qué me servía esto si no había eco al otro lado.
Me alegro de verte por aquí y por allí, guapa.
Abril Mayo: Después pensé que no estaba tan guiada esta visita, pero es que en Belfondo todo en suspenso, como dices. Siempre vas a poder tenerla si la quieres, Fani. Me encantaría que volaran todas esas imágenes por la librería de bolsillo… ¡me haría tan feliz!
Eso será. Así será. Belfondo en nuestra librería pequeñita. ¡Qué bien!Me acabo de enterar en el facebook. Qué alegría.
Se respira misterio y realidad en estas densas y hermosas palabras tuyas que siempre me impresionan. Porque… siendo tan joven, ¡sabes tanto!