El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
Que hasta finge que es dolor
El dolor que de veras siente.
FERNANDO PESSOA
Que es hora de otro momento no nos pilla de sorpresa. Es olvido y otro tiempo, un lugar donde no renace el hedor de algunas heridas que se pudren de tanto esperar, un escondite para tu dolor más lejano, aquel que ya apenas sabríamos cómo localizar sin perdernos en laberintos de a dos. El poeta es un fingidor y supimos cómo tendernos la trampa. De pronto, diciembre viene amenazador, como un niño que recién descubre la venganza, que sabe del frío de una cuchilla, del olor de un refugio que se estrecha a medida que pasan los años, un niño que sabe de la vejez. Pedir. Es tiempo, también, de pedir, de hacerlo sin mesura, de soñar, de alzar un poco los pies, qué diablos la caída nunca fue nuestro fuerte y nunca lo tuvimos en cuenta. Somos perdedores. Nacimos perdidos. ¿Hubo un momento en que todos andamos al mismo paso y nadie se extrañaba, queda un lugar para los que no tuvieron elección y fueron conformándose una y otra vez, como un muñeco que se ha cansado de entretener a sus dueños? El dolor no desaparece en esta época, pero es más amable. De modo que la Navidad es como un poema que oculta incluso el dolor que de veras se tiene, se queda escondido bajo sonrisas y sonrisas de niños. Que no haya sitio para la tristeza, acabar el año con según qué caras no viste y la madre acaba siempre sintiendo que debería ir de luto, aunque no haya muertos, aunque no haya una felicidad lejana que recordar y todo sea echar mano de un plato que se repartía entre todos los hermanos, hay hambre de familia, hay tanta hambruna. Los cuentos tristes se fueron modificando para el niño que respiraba pesadamente por la boca y no conseguía quedarse dormido, sentado frente a un mundo despreciable, es Navidad y el cuento debe tomar otros caminos, uno donde hay lugar para el reencuentro, donde la nieve no está fría, donde las manos de los pobres son pan caliente. Te daré todo el amor si no bebes de la alegría falsa de algunas noches, de algunos días, te daría el amor si no fuera porque ahora no sería del todo cierto, no hay amor para darte y tú ya estás lejos, en otras Navidades, en otras familias que tejen luz que lo adorna todo, estarás ya despreciado por mi amor que te quiso sólo lleno de pobreza y desencanto. Pero diciembre es como un poema que no termina nunca, que finge no haberse escrito, que se borra del calendario y busca una lumbre donde pasar los últimos días que en todo se parecen a los primeros pero arden con otra intensidad, arden como si fueran a calmarnos este tiritar de dientes rotos.
* * *
El año pasado no supe escribir una carta de amor, y este año no hay color en la postal. Que no os engañe el despropósito, que no os confunda el cuentro triste de la niña triste que no cabe en tanta Navidad. Muy felices fiestas a todos, felices de verdad.
“hay hambre de familia, hay tanta hambruna.”, me quedo con esta frase tan cierta…y diciembre es un mes poema, es verdad también.
Un abrazo desde acá Fusa. Ha sido un gusto conocerte este año!
Ha sido un gustazo, Emma Gunst, y lo seguirá siendo mientras sigas buceando femenina entre poemas. Felices fiestas y un abrazo.
“la Navidad es como un poema, que oculta incluso el dolor que de veras se tiene, se queda escondido bajo sonrisas y sonrisas de niños”.
Esperaba que te asomaras, no quería terminar este año sin desearte lo mejor. Para mí ha sido algo grande (de verdad) conocerte.
Felices todos los días del nuevo año!!!
Estos fragmentos de interior no pasan por sus mejores momentos, no están puestos al día ni escribo tanto en ellos como antes… pero me veía obligada a aparecer, después de demasiados días, para estas fechas… aunque fuera para una postal rara de Navidad.
Muchas gracias, Carmela. Me llena de orgullo y satisfacción, jaja. Fuera bromas, mis mejores deseos para este año que viene… nos vemos en las letras :)
Qué manera más hermosa de llegar hasta nosotros en estos días.
Un texto estupendo bajo el auspicio del gran Pessoa, con ese final que me ha hecho derretirme: “Pero diciembre es como un poema que no termina nunca, que finge no haberse escrito, que se borra del calendario y busca una lumbre donde pasar los últimos días que en todo se parecen a los primeros pero arden con otra intensidad, arden como si fueran a calmarnos este tiritar de dientes rotos.”
Ha pasado aquí un reto cálido al calor de tu lumbre. Que no se apague nunca.
Un abrazo, estimada Fusa, en estos días y en todos.
A pesar de todo, feliz navidad.
Hay meses que son de vida y muerte. Para mí es abril. Pero diciembre tiene ese brillo difuso, esa opacidad en el fondo del encandilamiento, que hace que el alma se desordene, que los recuerdos se desmanden y que salgan, como en surtidor, a poblarnos la fiesta.
A veces de lindas nostalgias.
A veces de dolor.
Deseo un feliz fin de diciembre para ti.
Abrazos cronopios.
Desde la lumbre, con rescoldos de madrugada,al mediodía un vermut donde derretir el hielo o a media tarde un chocolate con churros pero la noche no, que no entre…
Feliz lo que sea, mi niña Fusa!
Vaya, Fusa, no había leído esto cuando te hablaba de heridas. Ahora entiendo todavía más tu respuesta. El texto es precioso, como siempre. Y el epígrafe… una vez le dije algo parecido a alguien no muy dado a leer poesía y no me entendió, creyó que le decía que de verdad estaba fingiendo, ¿o que estaba fingiendo de verdad?
Un gusto pasar de nuevo por aquí.
Un gran abrazo.
Un texto hermoso. Yo amo a Pessoa.
Me encantó leerte en el 2010 y es obvio que te seguiré leyendo en el 2011. ¿Cómo dejar de hacerlo?
Siempre lo mejor.
Graciela
Pd. Desactivé mi cuenta del Fb de manera temporal. Perdón por no avisar. En cuanto vuelva te aviso.