También me gusta el amor

Claribel Alegría

Porque aprendí a quererme
puedo sangrar
con tus heridas.

CLARIBEL ALEGRÍA


También a mí me gusta el amor y lo que hay en él: un canibalismo lleno de ternura. No es cierto que nadie sepa mis cosas. Vos las puedes saber con mucha facilidad. Cuando estoy hurgando en mi infancia y hago una mueca, tú sabes de mis cosas. Y es eso lo que me gusta del amor, que tú sepas, que tú puedas saber de mis cosas y hagas como que no, quedándote al margen. Puedo comprender a una mujer que le habla a un retrato y lo acaricia como creyendo que eres tú, no puedo decir que no lo haya hecho con anterioridad. Puedo comprender a esa mujer porque he visto belleza en su gesto y no desconcierto, como en mi caso. La comprendo del mismo modo que la compadezco como a un vagabundo que duerme al raso. No te he querido todavía, si somos estrictos, si nos ceñimos a los acontecimientos. Todavía no se puede decir que te haya amado de veras, pero también a mí me gusta el amor y que tú te acuestes en mi cama y por la noche camines por el pasillo como un gato insomne y sepas perfectamente qué cabe dentro de la oscuridad. Es también el amor eso, aceptar que aún no lo hubo y saber que seguirás metiéndote por las noches en mi cama y creerás haber encontrado a la mujer de tu vida: siendo yo esa mujer, la que mira un retrato y se ve con ánimo y tristeza para hacer un leve saludo, como un fantasma, como a un fantasma. Somos capaces, también somos capaces de querer deslizarnos por la parte afilada del olvido y no cortarnos, una cuchilla fría, somos capaces y podremos con ello como hemos podido con el miedo y un dolor que parecía físico de tan intenso. También vos, en algún momento, creíste que te gustaba el amor y todo su contorno… y te creías tan poderoso ahí, amando, acostándote por las noches en cientos de camas distintas, sintiéndote a salvo de una mujer como yo que necesita de tanta palabra para dormir confiada. La mujer que conversa con el retrato nunca necesitó de hechos, es por eso que le gusta el amor, no se le antoja imposible ni complicado, le basta con palabras aunque éstas después no vayan a corresponderse con el canibalismo tierno que es el amor, de hecho, nunca se corresponde; es por eso que creíste que eras suficiente para la mujer que arrastraba los pies por tu casa y se empeñaba en quedarse como un alma en pena. Creíste que podrías, también creíste que estabas a salvo de mí, como si fuera peligrosa, pensabas que te gustaría en verdad el amor, porque eres justo el hombre que encaja con ese tipo de mujeres: sabías que tenías la palabra aunque no el compromiso, sabías que era suficiente. Y, de pronto, supiste que tarde o temprano enmudecerías, y empezaste a callar para acostumbrarme al silencio. Es por eso que me gusta también el amor: porque supe cómo vaciarte para que me fueras útil sin necesidad de que tú me ayudaras en nada. Una vez sin ti, siguió gustándome el amor y, cada vez menos, vos. Pero esto, para nosotros, para nuestro vértigo de ida y vuelta, siempre fue lo de menos.

5 thoughts on “También me gusta el amor

  1. Lo tremendo y hermoso de unas palabras es poder encontrarnos en ellas. Saber leer de la vida y que esto nos ayude a querenos mas, que a fin de cuentas es lo que nos servirá para poder buscar nuestro lugar. Aúnque estas mis palabras sean ininteligibles, las tuyas no lo han sido para mí.
    Un abrazo Fusa

  2. Hace tiempo que no entraba en tu bitácora o bloc… perdóname, pero entre una cosa y otra (que no vienen al caso) no lo he hecho. De nuevo disfruto de tu escritura perfecta, niña. Me encantas.

    Un fuerte abrazo,

    Miguel

Deixa un comentari

Fill in your details below or click an icon to log in:

WordPress.com Logo

Esteu comentant fent servir el compte WordPress.com. Log Out /  Canvia )

Facebook photo

Esteu comentant fent servir el compte Facebook. Log Out /  Canvia )

S'està connectant a %s