y se enfrenta a la mañana y es terrible
cómo un pájaro puede empezar a hablar con
palabras que entienden los humanos, que
atinan a entender. Se levanta así, furiosa,
como para enfrentarse, pero no hay nadie al
otro lado para brindarle una derrota. Se
suaviza, se tiende de nuevo en la cama y ya
le parece que no está tan dura, se tiende y ya
es una humana que canta como un pájaro y que
se la entiende apenas.
Te florece en la mano una palabra que ya
existía pero que nadie se había atrevido
a acunar, por miedo, por si traía fantasmas
que creíamos muertos. ¿A qué le cantas, pájaro
de la China, sino al mismo canto, al placer
amargo que es afinar una cuerda de tender,
a qué sino a una mujer que pinta y transforma
una realidad que nadie, antes de sus ojos, pudo ver?
Antes de tu boca, pájaro, antes de tus manos
ya existía la belleza, pero todos la habíamos
conseguido olvidar.
Qué puedes saber de todo cuanto escondo y
rescatas del lugar temido, del recuerdo maldito,
qué sabes, pájaro de la noche, de lo que temo
y descubres como si fuera un dulce que me robaron
en la puerta de un colegio remoto y olvidado. Cómo
llegaste a esta ventana, de quién es la voz que te prestaron
para hablarme de otros mundos donde la existencia
de un dios no enfrenta a los hombres. Pájaro. Pájaro.
Si pudieras salvar una sola de las palabras que trajiste
envenenada, ¿cuál sería, dónde la esconderías, para qué
resucitaste toda la pena?
Vos sos el caramelo robado en la puerta de la escuela, niña prodigio que me lee por dentro.
Ojalá mi voz pudiera ser de los que no pueden hablar. Salvaría una sola palabra, una sola. Resistir. La escondería en una casa con la temperatura de Fusa.
La pena suele enterrarse y es mejor mirarla a la cara, para sobrevivirla en mejores condiciones.
Tu poema entibia mi corazón. Y yo beso tu corazón iluminado, que desmiente y deshace la hostilidad del mundo.
Un beso inmenso.
Pájaro de China: la pena salió en el poema sin que yo se lo ordenase, porque cuando te leo no es pena lo que siento, pájaro, pájaro, pero a veces no soy yo quien domina las palabras, aún así me salió algo de ti, una pena escondida, porque pensaba en tus palabras al escribir… después de leer los últimos poemas sentía algo, y quería darle forma para recordarlo con el tiempo. Ahora con tu comentario debería escribir otro poema, porque hay mucha luz en lo que escribes, pero sólo te daré las gracias.
(Resistir… palabra salvada, sí)
Un abrazo muy grande.