
y se le quiebra la voz creyendo que nunca
antes había ocurrido en ninguna otra casa
por donde entran los gatos a la sombra
y se recuestan en el suelo fresco y la miran
suplicando algún beso que llevarse a la boca
Nadie va a detenerse a contarle las canas
que tiene en la cabeza y se le enrosca al cuello
la trompa de un elefante que viene a recoger
una madurez digna y aburrida como la memoria
y ella con el poema tiritando en unas manos
que ya no tiemblan tocando cualquier cuerpo
El siglo advierte que el mundo va a acabarse
y la hija que nunca tuvo se esconde en el armario
de la entrada y dice que tiene miedo de morir
los gatos tienen ya la barriga fría de esperarla
y se han quedado ciegos, maullando a los hombrepájaro
que fingen indiferencia al pasar por la calle de las viejas
No se habla en el baile de la que fue la más
hermosa de todas las que escribían y dormían
a los poemas como si padecieran insomnio, ya
nadie envidia a la mujer de los gatos ciegos
ni probarían de escribir algo creyendo que, tarde
o temprano, les salvaría la palabra
No sé muy bien por qué, pero es mucha la gente que pone toda su fe en las palabras pese a que lo mismo conducen, oierden o salvan.
Un beso, Fusa.
Qué fuertes las imágenes… Bello, bello. Me gustó mucho el poema y cito sólo una de las imágenes que me impactó: 'y la hija que nunca tuvo se esconde en el armario'.
Besos
Wara: es una fe extraña, como todas las fes, tan infundada como otras, como cualquier religión… pero ahí está la confianza en las palabras como si fueran seres divinos, ahí está y ahí salvan, como dice Clarice Lispector en la entradilla de los comentarios.
Un abrazo.
Giovanni: también a mí me gusta ese verso… a veces sí veo las imágenes, pero otras me pasa que escribo a ciegas, y cuando me señalas algo, como esta vez, me sorprende de lo novedosa que me resulta. Uno es un desconocido frente a sus textos, al final.
Un abrazo.