Caracolea por su pelo la pureza
y no atinaría a saber que unos ojos
la están admirando como si pudieran
tocarla con sólo adivinar lo que
torpemente intenta decir con las manos
que se pasean arriba y abajo como
queriendo espantar alguna
rotura vieja, sin olvidar
Si supiera que en la oscuridad
también se la puede intuir, dejaría
de esconderse y dejaría de protegerse
de todos nosotros
Se peina delante del espejo mientras
observa cómo le sale un hueso
asqueroso y roído por ratones
de sus caderas, lloraría si no fuera
porque siente tanta lástima por su marido