Autocompasión

La montaña de la lástima, Lucebert

Ruidosa y lenta se despereza
la vida de los que no han
aprendido a defenderse de la gente
ruidosa y tan pesada

Y las caras que más conozco
se desfiguran y se convierten
en todo de lo que una vez huí
sin previo aviso

Una acaba aprendiendo a
lastimarse de a pocos, para
poder sobrevivir a su propia
servidumbre para con la tristeza

Una acaba aprendiendo a
lastimarse de a pocos, para
que apenas se vea la herida
para que no la noten
pero hay días en que se me va
la mano con la autocompasión

Deixa un comentari