
Te acercas triste y me dices:
Miguel ha muerto, ha muerto.
Y a mí se me pasa por la cabeza
contestar que ya se iba
Miguel ha muerto, ha muerto.
Y a mí se me pasa por la cabeza
contestar que ya se iba
viendo venir,
que para sufrir, mejor así,
que no somos nadie, que un día
estás aquí y otro, allá.
¿Qué Miguel?, te digo.
Miguel Delibes. Miguel Delibes
ha muerto silencioso.
Y se forma un corrillo
de viudas, de hermanos que sollozan.
Estamos todos rodeando
la idea de un muerto
sin el muerto. Y uno empieza
a decir: ¿os acordáis de cuando
Miguel, Miguelito…?
Y no sabe cómo seguir.
Porque nunca le vimos.
Nunca le hablamos.
Pero ahí estamos en el corrillo,
que para sufrir, mejor así,
que no somos nadie, que un día
estás aquí y otro, allá.
¿Qué Miguel?, te digo.
Miguel Delibes. Miguel Delibes
ha muerto silencioso.
Y se forma un corrillo
de viudas, de hermanos que sollozan.
Estamos todos rodeando
la idea de un muerto
sin el muerto. Y uno empieza
a decir: ¿os acordáis de cuando
Miguel, Miguelito…?
Y no sabe cómo seguir.
Porque nunca le vimos.
Nunca le hablamos.
Pero ahí estamos en el corrillo,
pero ahí le lloramos,
apenados, todas las viudas
y los hermanos.
Y por eso quizá esta muerte
duele menos, es un rasguño
del alma. Pero igual duele.
Miguel Delibes ha muerto
y yo todavía estaba viva.
apenados, todas las viudas
y los hermanos.
Y por eso quizá esta muerte
duele menos, es un rasguño
del alma. Pero igual duele.
Miguel Delibes ha muerto
y yo todavía estaba viva.
Los q aún estamos vivos, lo estamos un poco más gracias a él. A su manera de contarnos, de hacernos pensar, de colorearnos casi una vida entera. Nos duele q se vaya, pero nos alegra lo q nos deja. Así se juega a esto de vivir.
Un besico.
Me gusta mucho “Estamos todos rodeando la idea de un muerto sin el muerto… porque nunca le vimos, nunca le hablamos”
Sabes muy bien zurcir palabras.
qué tristeza para todos! y más para las personas que le veían y le hablaban, y le querían, y aún le quieren como persona :) muy triste, porque ya lo es para quienes no le hemos hablamos nunca :) un beso muy grande!
Es triste, sí. Pero su obra es tan hermosa, que permacerá entre las líneas, los lomos de los libros, los títulos, los personajes que no olvidaremos, como los niños de Las ratas o El Camino…
Un sol enorme de persona.
Y SABIO.
Apena que personas como Delibes se vayan… aunque nos dejen su obra eterna.
Como curiosidad, fue compañero de pupitre de mi suegro, que le precedió en seis años, ni un día más, ni un día menos, a la hora de morir.
Lástima que la vida acabe…
Qué difícil que son estos momentos, verdad? Uno tiende a decir lugares comunes, justamente porque con la muerte pareciera ser más fácil para todos agarrarnos de esos espacios ya dichos. Pero a la larga no sabemos explicar lo incomprensible de la muerte y a la vez todo lo que posee de natural. Es un estado raro, porque sabemos que también nosotros vamos a morir. Y el solo hecho de desconocer el momento exacto se nos hace mucho más difícil.
Hermoso y terrible el poema, Fusa.
Saludos.
Duele mucho.
Aunque quede el papel.
Miguel Delibes ha muerto
y yo todavía estaba viva.
Tú naciste para esto, Fusa.
Tú naciste escritora.
Un beso
Duele y no duele, porque son y serán sus palabras.
Me hago eco de la voz de Lena, naciste para esto :-))
Un beso mi Genia.
No deberíamos estar seguros de nada. Todos los muertos pasan a ser familia en cuanto dejan de estar con los vivos. La gran familia, hermanos al fin. Y algunos de ellos nos dejaron un rastro…
Un abrazo
Chuff!!
Sara Royo: y de verdad que estamos más vivos por muchos de los que ya vivieron. Leí una vez de Martín Gaite: en vida ya eras eterna. Y me pareció una preciosidad. Miguel Delibes no iba a ser menos.
Un beso.
Isabel: muchas gracias… todo un halago viniendo de un costurero con hilos que bailan y tienen vida propia. Me imaginé a todos rodeando a un Miguel Delibes particular, no el cuerpo, no nada de lo que era él físicamente, su idea, la que cada uno tiene.
Un abrazo.
Galicia maravillas: es cierto que tenía ya muchos años y que estaba enfermito, que ya firmaba yo ahora para llegar a los ochenta y nueve. También es cierto que ya no escribía y que no le queda a uno la sensación de que se pierden tantas historias. Pero igual da pena, igual…
Un beso, Bego.
Virgi: es curiosa la muerte de los escritores, que depende qué libros miras la tapita y todavía no han muerto, y abres las páginas y piensas: imposible que no viva.
Un abrazo.
Guarismo: me vas conociendo ya y seguro sabías que esa curiosidad me iba a encantar, a pesar del lado triste que tiene. Seis años después se van de la mano, como cuando en el patio, como cuando antes.
Un abrazo, Miguel.
Verónica Cento: la muerte es ya en sí un lugar común de la vida, cómo no vamos a caer en ellos, casi inevitable. Y, sin embargo, depende del muerto, parece que es la única, que sólo mueren los nuestros, que sólo sus vidas valen, que sólo nosotros nos dolemos. Con Miguel Delibes todos somos viudas y hermanos.
Un abrazo y gracias.
Lena: oh, querida, pero cuánto me gusta verte por aquí. No existe esa persona a la que hablo en el poema, esa mujer que viene triste a decirme que Miguel ha muerto. No existe y a un tiempo eres tú. Vi la noticia que colgaste, así me enteré de que se nos había ido.
Un abrazo, reina.
Malvada Bruja del Norte: sí…, iba a decir que las palabras no duelen, pero ya me estaba equivocando. Por eso es que nos apena la muerte de Miguel, porque sus palabras nos dolieron o nos sanaron… y que se marche la mano, aunque estuviera inmóvil, tiene que doler por fuerza.
Un abrazo y gracias, linda.
ZenyZero: un rastro, a veces, imborrable. Pero como decía antes, parece que sólo nuestros muertos duelen… y cuando uno deja un caminito como el de Delibes uno se da cuenta de que no necesita haber visto a nadie para que su muerte nos penetre. Todos los muertos pasan a ser familia, ah… qué buena frase para hacerme recordar Bergai.
Un beso, chuffffffff.
Estoy segura que èl ahorita está cómodo leyendo tu poema.
Un grande se nos adelantó.
Beso.
G
Clarice Baricco: hace un momento volvía yo a pensar en la muerte de Delibes, en el poema… y pensaba: estará ahora a salvo, quizá hurgando en otras vidas, sabiéndonos.
Un abrazo.