Mujer de pie, en rojo, Egon Schiele
Te llaman la dolorosa, mujer.
Te llaman y eso es suficiente
para las que son como tú.
Te rozas con la nostalgia
como si fuera el cuerpo de un hombre,
te restriegas suciamente,
obscena, porque no hay nada
como el placer de sentirte
la siempre dolida, la que
tiene la vida por no tener nada,
la que sufre de la alegría,
la que miente para sobrevivir.
Te llaman la dolorosa, mujer,
y ríes al pasar como quien
acaba de robar un beso
remoto y esperado como la muerte.
Te llaman la dolorosa y pasas
como una puta presumida.
Te llaman y eso es suficiente
para las que son como tú.
Te rozas con la nostalgia
como si fuera el cuerpo de un hombre,
te restriegas suciamente,
obscena, porque no hay nada
como el placer de sentirte
la siempre dolida, la que
tiene la vida por no tener nada,
la que sufre de la alegría,
la que miente para sobrevivir.
Te llaman la dolorosa, mujer,
y ríes al pasar como quien
acaba de robar un beso
remoto y esperado como la muerte.
Te llaman la dolorosa y pasas
como una puta presumida.
Fragmentos de interior 
Sin palabras. Fusa se supera.
Un gran beso.
Bel M.: oh, yo sí que me quedo sin palabras. No tenía ni idea del efecto que podría tener este poema… ha sido tan escupitajo de palabras que ni he podido detenerme en él. Muchas gracias.
Una abraçadota.
¡Ños, qué triste ee regodeo con el dolor!
Pero qué bien lo dices en pocas líneas.
Un abrazo, Fusa
Virgi: muchas gracias, querida. Me puse a leer a Mía Gallegos, descubriéndola, y tuve muchas ganas de escribir un poema, cualquiera, y la palabra dolorosa vino a mí y, y, y, y,…
Un abrazo.
Exacto, leerte es quedarse sin palabras. El aliento habla.
Deveras que es un placer leerte y cuando leo letras como las tuyas, siempre me viene la misma pregunta:
“¿Graciela, para qué insistes en escribir?”
Mis abrazos preciosa.
Clarice Baricco: vaya, es como si fueras persiguiendo mis pensamientos… también estuve reflexionando antes acerca de los escritos que animan o desaniman. Suele pasar que cuando algo nos gusta muchísimos nos rendimos… en cambio hay libros que a mí me facisnan y, sin embargo, me dan ganas de seguir escribiendo.
Niguna de las dos deberíamos dejarlo, por supuesto… cómo vas a no insistir, hermosa.
Un abrazo.
Ti poesía duele. Tu hermosa, desconocida poesía (para mí) es dolorosa y hermosa.
Marcelo, también a mí me duele, por eso, supongo, la saco. También porque ahora el dolor viene más nítido soy capaz de transformarlo en otra cosa. Quizá, todo quizá.
Un abrazo.
Un abrazo!
Iba a devolverte el abrazo y a mandarte otro para tus dos chicas… y caí en la cuenta de que sois la familia Eme.
Besos y abrazos, pues, a los tres M.