
A poco que mires
sabrás que no tengo
otro escudo que la alegría,
ningún escondite,
sabrás que no tengo
otro escudo que la alegría,
ningún escondite,
otra salida.
A poco que mires.
Y miras y dices:
la risa es tu única arma.
El miedo es una lengua
que se anuda sola
tras unos dientes
exhibiéndose.
Y si buscas en mi memoria,
A poco que mires.
Y miras y dices:
la risa es tu única arma.
El miedo es una lengua
que se anuda sola
tras unos dientes
exhibiéndose.
Y si buscas en mi memoria,
en cristales de voz niña,
dime, amor, dime
cuándo he dejado
de tener miedo,
cuándo dejé de sonreír,
dime, amor, dime
cuándo he dejado
de tener miedo,
cuándo dejé de sonreír,
si alguna vez hubo valor.
El verso “cristales de voz niña” pertenece a CARTA DEL PADRE, un poema de Pere Rovira.
Pincha aquí para leerlo.
Tener como escudo la alegría, merece la pena luchar por eso. Todo iría mejor.
Isabel: ni siquiera necesita de lucha, la alegría. Uno ríe para protegerse de cualquier cosa… y detrás está el miedo, esa lengua que se anuda sola tras los dientes.
Un abrazo y gracias por pasarte.
Es un poema precioso. Y es cierto, a veces sólo la risa nos salva de la locura.
Besicos.
Sara Royo: y a veces ni siquiera la risa, ¿no? Pero mejor hacer el intento con una gran sonrisa. Defender la alegría, como dijo Benedetti.
Gracias. Un beso grande.
Pues es que la alegría hay que currársela, mira que está cara el cuarto y mitad en esta puñetera vida!, pero a pesar de ello, lucharla… Valente hablaba de ella como un ovillo y Hernández defendía la risa pluma por pluma… pues eso, mejor no olvidarlo.
Y el miedo si tiene que estar (que suele estar) que sea por detrás, pero eso, detrás… y no por ocultarlo sino por retardarlo y darle menor oportunidad.
Besos con plumas, Fusa mía, de ésta desplumada a ratos pero menos.
Margot: defender la alegría pluma por pluma… los hay que es que son poetas lo quieran o no. Me gusta todo lo que me dices. El poema para mí era triste, a pesar de que la alegría estaba por ahí camuflada entre la lengua y los dientes, pero después de los comentarios me lo planteo.
Un besazo, hermosura. Y buenas noches.
absolutamente de acuerdo con Margot.
defendamos la risa.
y tu poema es bello.
mil besos*
Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.
Es lo que Mario Benedetti escribió lo que yo añado a este poema que se ha escrito sobre tristeza en el vagón de un tren de mañana.
Muchas gracias, Rayuela.
Un beso.
La alegría es uno de los mayores patrimonios de los humanos.
Bonito.
Isabel Martínez: Benedetti lo sabe decir mejor que yo, aunque en este caso yo no defendía la alegría, la usaba de escudo. Y, a fin de cuentas, todo vale.
Un beso.
Tienes tantas y hermosas armas! Pero ignoras que las tienes. Por eso no son.
Marcelo, no sé ni qué decirte. Supongo que las armas uno no sabe que las tiene y por eso las usa así, sin darse cuenta. Quizá sea esa la manera, no lo sé.
Gracias, me emocionas.