A lo mejor tienes razón y la mujer del tiempo no es feliz viviendo en Madrid, ahora que la han cambiado de canal con sólo apretar un botón diferente del mando a distancia. Seguramente echa de menos el mar como nos pasaría a nosotros si nos fuéramos de aquí, que acabaremos por irnos. El mundo está así, la mujer del tiempo está triste y al final aquella leona que supuestamente se había escapado y andaba suelta por la civilización, o no tanto, era un perro. Un simple perro grande. Muy grande diría yo. I. dice que lo han matado de todas maneras, lo que me da a entender que, de haber encontrado a la leona, lo hubieran hecho, también dice que ella es defensora de los animales sin que nadie hubiera preguntado o dudado del tema. Y por fin, digo yo, ha soltado una frase, de ésas que suelta ella como definiéndose, sin empezarla con un más que nada que. Por otro lado, de tantos como hay, cuando veo gente correr hacia la estación por las mañanas, siempre pienso que es mi tren el que se está yendo. Y, aunque luego no es así, habría sido demasido pronto.
La realidad es mucho más compleja que la ficción, pero para distraer la atención vale.
Es difícil para los humanos que ostentan el poder parecer humanos, pues una de las condiciones para ostentar el poder es la deshumanización que hay que tener, puesto que no se tiene en cuenta lo individual de una decisión como podría ser dejar vivir al animal si no es peligroso, sea perro o leona, aunque sí a la masa. Pero lo que sí deja ver la acción transcurrida es lo fácil que nos resulta a los humanos aceptar las malas decisiones o la inacción de los demás.
Nostalgia de olores y sabores salados en tierras dulces y secas, reflejos de recuerdos vencidos en la distancia, raudales de emociones perdidas ensimismados en un vacío recuerdo, no serán las horas de hoy lo que me preocupa, fue ayer, será mañana.
La realidad es mucho más compleja que la ficción, pero para distraer la atención vale.
Es difícil para los humanos que ostentan el poder parecer humanos, pues una de las condiciones para ostentar el poder es la deshumanización que hay que tener, puesto que no se tiene en cuenta lo individual de una decisión como podría ser dejar vivir al animal si no es peligroso, sea perro o leona, aunque sí a la masa. Pero lo que sí deja ver la acción transcurrida es lo fácil que nos resulta a los humanos aceptar las malas decisiones o la inacción de los demás.
Nostalgia de olores y sabores salados en tierras dulces y secas, reflejos de recuerdos vencidos en la distancia, raudales de emociones perdidas ensimismados en un vacío recuerdo, no serán las horas de hoy lo que me preocupa, fue ayer, será mañana.
Las amenazas de serpientes de las que se ha advertido por aquí en la prensa, en la televisión, para luego no ser nada. A veces parece que sí, que tan sólo se pretende inquietar, y es por eso que con frecuencia me pasa lo que tú dices, veo marchar un autobús y convencida de que es el mío me angustio con la posibilidad de haberme quedado en tierra… y de algún modo estar sola y perdida, supongo.
Un abrazo, Fusa. Buenas noches.
Qué horror, ¿verdad? Y a mí todavía me quedan algo más de diez minutos. Y entro a la estación con prisa, como si el mío también se fuera a escapar. Y ayer por la mañana, cuando me noté así, medio corriendo y con tiempo de sobras, pensé que era muy significativa la imagen. Como dices, el miedo a que el tren se escape es mucho más fuerte que por un simple retraso al trabajo.
Un abrazo y hasta mañana.
El circo es la vida mi querida Fusa, un circo romano es la vida que nos venden en la tele… como no va a estar triste la mujer del tiempo?? En vez de salir a ver el viento y mirar la luna se llena de flechitas y dibujos que en el fondo no dicen nada…
El circo mediático, donde los leones son perros, donde se mata a quien sea, con la lengua inclusive, por la dudas… no sea cosa que ataque primero…
Besos
Qué bien visto, Miriam. Ese circo del que ahora nadie dice nada, el circo del que se escapó una leona y resultó ser un perro muy grande, un circo del que ahora nadie dice nada. Ese circo es la vida y todos andamos buscando algo que se nos ha perdido: y decimos que es un león por no reconocer que nuestro mal es más bien un perro, un caniche chiquitín.
Un beso, linda.
Me gusta la imagen de gente corriendo hacia la estación, y la identificación del yo con ellos. Corriendo, buscando, saliendo, llegando. Corriendo, buscando, saliendo, llegando. Una y otra vez.
Gracias por tu comentario en mi blog.
Ésa es una imagen que se repite una y mil veces aquí en Barcelona, Giovanni. Constantemente se sucede esa situación: gente corriendo hacia la estación, con prisa.
De nada por el comentario, faltaría más.
Gracias a ti por entrar al show a devolver la visita.
Parece que en tu relato lo de la leona no es ficción…a este lado del mundo no llegó la noticia.Qué horror! El ser humano puede ser imbécil en cualquier parte del mundo!
Y en cuanto a todo el texto, digo,igual que Giovanni, que me gusta la imagen de la gente corriendo en la estación. Será que corrí durante tantos años, cuando vivía en Buenos Aires!
Las estaciones y los trenes tienen para mí un algo especial…igual que el tiempo, y los leones.
MIl besos,linda!
No, no es ficción. Pasó por tierras valencianas. A mí todavía me sorprende. Por supuesto, se sabía todos los días qué ocurría con la leona, cuando todavía no se había encontrado. No sé si me he alejado este final de semana del mundo o ya han dejado de hablar del tema por no reconocer errores. ¡Ojalá hubiera una parte del mundo donde no hubiera imbéciles! Aunque no sé a cuántos nos dejarían entrar.
Un abrazo, Silvia.
Coincido, yo también corro cuando oigo el ruido del metro, y suspiro aliviada, cuando es el del otro andén el que marcha, entonces levanto la cabeza hacia el reloj y vuelvo a suspirar aliviada: No, no llegaré tarde otra vez…
Pero qué idiota, yo, que a veces salgo más tarde, un minuto más tarde, miro antes de besarle y son y 46 en vez de y 44, y ya me marcho corriendo, y doy tres besos en vez de cinco, y siempre llego con tiempo, siempre me sobra para pensar.