Aprender a hablar con la ausencia

Es la primera novela de Marta Orriols, pero no lo parece. No lo parece porque la autora parece muy consciente de su propia escritura, del control del tiempo y el ritmo, parece muy consciente de la línea que la separa de su personaje de ficción y, finalmente, parece muy consciente de que está escribiendo una novela: la primera. De nuevo, la elegancia de los personajes que ya encontramos en Anatomia de les distàncies curtes se repite en Aprendre a parlar amb les plantes. Una especie de tensión eléctrica en los personajes los conduce a sobrellevar el dolor y la ausencia con una precisión milimétrica.
En los cuentos de Marta Orriols ya se intuía la escritora que ha resultado ser en la novela, pero es todavía mejor en las distancias largas. El personaje de Paula tiene que aprender a hablar con la ausencia y con la mentira, con el dolor y con el despecho, y la dualidad de sus emociones están descritas con imágenes que resuelven bien la encrucijada sentimental. Marta, que es discreta y tímida al hablar, es implacable y todo seguridad sobre el papel: no pasarse de dramatismo ni de dureza con una viuda a la que han abandonado justo antes de que se convierta en viuda no es sencillo. Podría haber construido un personaje áspero, demasiado dura consigo y Mauro, el muerto; pero es áspera y dura en su justa medida.
Aprendre a parlar amb les plantes es una novela universal de la ausencia y la ruptura, sin tiempo para separar ambos duelos por separado. Capear la soledad cuando es doble —porque te ha dejado y porque se ha muerto— tiene una doble dificultad si, además, le añades la puntillita: te ha, además, mentido. La historia tiene todos los elementos, y desde las primeras páginas consigues conecta con la protagonista que, además, se cuestiona todos los tópicos que envuelven a la muerte: el romanticismo de la ausencia, el enaltecimiento del ausente, las frases hechas que van de boca en boca en cuanto alguien muere. Rompe con la idea de que una mujer joven que ha perdido a su pareja debe rehacer su vida, entendiendo que rehacerla incluye a otra persona.
Paula es un personaje excepcional, y Marta Orriols es una escritora excepcional. Si leyéramos la novela sin conocer su autora, podríamos confundirla con Alice Munro o Lucia Berlin. No, no es ninguna exageración.

Artículo en El Periódico

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