Por primera vez en mi vida he sido miembro de jurado de un concurso de adolescentes. La franja de edad que me ha tocado está dividida en tres: va de los 11 a los 16. Los del medio, quizá los más templados, se preocupan de la realidad social actual: muchos cuentos intentan ponerse en la piel de los refugiados, de los que se exilian, de los marginados, de los que sufren acoso escolar. Los más pequeños -con una calidad que me ha sorprendido- están más preocupados por el cambio constante que están sufriendo. Quizá la mayoría de los relatos vienen condicionados por los institutos y un listado de propuestas, pero me ha impresionado la cantidad de cuentos que utilizan la primera persona para hablar de un animal.
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