Pasé toda mi infancia y adolescencia explicando que no, mis hermanos no eran hermanos de padre y madre, pero sí, eran mis hermanos, y sí, vivíamos juntos, y no, no teníamos el mismo padre, y no, no eran mis hermanastros, eran mis hermanos, y sí, los quería como si fueran hermanos de padre y madre, y no, el apellido no era el mismo, y sí, conocía al padre de mis hermanos, e incluso a los hermanos de mis hermanos, y no, los hermanos de mis hermanos no son mis hermanos.
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