Por las noches cuando tengo miedo llamo a papá porque es más fuerte que mamá, pero la última noche que tuve miedo lo llamé y vino mamá y dijo, venga duérmete, y pregunté por papá y volvió a decir, venga duérmete, y fue cuando pensé que papá estaba muerto, porque como los abuelos murieron hace poco y si preguntaba por ellos no me decían la verdad, pensé lo mismo de papá, que estaba muerto, y empecé a llorar flojito y para no decir lo que pensaba en voz alta le dije a mamá que tenía miedo, cuando preguntó por qué lloraba, pero no era verdad; bueno, sí: tenía miedo de que papá se muriera o estuviera muerto, pero no lloraba por el miedo, sino por papá, no sé si se entiende.
Al día siguiente mamá me vistió y me dijo que iría a casa de la abuela y pregunté otra vez por él y me dijo, estará allí, y no lo acabé de entender al principio, qué hacía papá con la abuela, pero desde aquel día papá vive con la abuela y mamá vive sola en casa, la casa donde siempre hemos vivido todos, y ya no pregunté más, al menos papá estaba vivo, y cuando lo vi salí corriendo y le di un abrazo y empezó a llorar flojito, y papá nunca llora y yo pensaba que los mayores nunca lloraban, sólo en las películas o cuando se muere alguien de la familia, y otra vez pensé que alguien se moriría y quizás sería la abuela, y la abuela se estaba aguantando, pero también tenía ganas de llorar porque los ojos los tenía así como se te ponen cuando tienes ganas de llorar y te aguantas por vergüenza.
Mamá dijo, adiós cariño, después vengo a buscarte; y se fue sin decir nada más, yo creo que también con ganas de llorar. Todo el día estuve en casa de la abuela y decía, mira, te estamos preparando una habitación para que puedas venir a dormir a casa de la abuela, ¿eh?, y habían puesto una cama de niño y papá había traído algunos juguetes de casa y otros eran nuevos, y los quería mirar un poco para ver si me ponía más contento, pero no tenía ganas de jugar y lo dejé.
Por la noche, mamá vino a buscarme y me fui de allí sin que nadie me dijera quién se moriría, y quizás era yo quien se tenía que morir, no lo sé, y en el coche, de camino a casa, dije, mamá, y mamá bajó el espejito que tiene delante y me miró, y dijo, dime, y pregunté quién se había muerto, porque yo sólo había dormido en casa de la abuela cuando se murieron los abuelos, que me dejaron allí porque los niños no pueden ir a los entierros, y no contestó y la vi llorar porque se olvidó de subir el espejito de delante y le veía los ojos, no podía dejar de mirarlos, y después de pensar un buen rato entendí que se habían muerto papá y mamá, pero no papá y mamá, sino papá-y-mamá, juntos, a pesar de que los dos siguen vivos, no sé si se entiende.