El estilo rápido y directo que tiene Mariela al contarnos su sobrecogedora historia le da un aire de cuento que se transmite en voz baja, de boca a oreja. Algunas de sus frases se pierden en las ideas que van surgiendo a medida que habla y tiene que retomar el hilo un poco más tarde, como si estuviésemos manteniendo una conversación (es un decir) donde solo una de las partes participa activamente.