Imagínate que eres una mujer —o mejor, una escritora. Y que como escritora eres invitada a una mesa de escritoras para hablar del proceso creativo. Y que como mujer eres invitada a una mesa de mujeres. Para hablar de literatura, imagínate. Imagínate que eres literatura, y que como literatura estás en boca de los hombres, en las manos de las mujeres, entre los libros, entre los dientes. Imagínate que eres la sociedad y que necesitas justificar una mesa de literatura y que la literatura no basta pero tampoco la mujer, la escritora, basta.