Costurero de mi bisabuela
qué romántico
te digo
que al padre de mi abuela lo mató
la coz de un caballo
ahí, justo en el corazón
bueno, no está mal
la abuela se caía de la cama
mamá le hacía el moño a la abuela
la madre de mi padre calentaba leche
la tía mataba cerdos en verano
no está nada mal
el tío recogía los huevos de las gallinas
las primas no sabían leer
las de ciudad no sabíamos coser
saqué fotos a las pinzas de la ropa
los naranjos
los cuadros
las casitas de madera
los tejados
las antenas
las sillas de cocina
ahora están todos muertos
menos yo
(ay)
Los cerdos no se matan en verano. Aunque me gusta la idea.
Vaya… pues es que al pueblo de mis abuelos sólo iba en verano, y por eso me parecía que el recuerdo de la matanza tenía que ser de unas vacaciones. Igual fue un año que pasé allí la Navidad. Me has aguado la fiesta y el poema.
¡Un beso, Miguel!
El poema está bien así. La inesperada muerte de unos cerdos le viene bien a todo.
Esos cerdos vivieron un verano más, a nadie que sepa de cerdos le dará pena, de eso trata. Yo sé bastante de cerdos, claro.
Yo había pensado (como justificación) inventar la historia de una tía loca que mataba los cerdos antes de hora, para jodernos a todos… pero he preferido decir la verdad, y es que 1) no tengo idea de cerdos y 2) no sé qué falla, si la matanza de aquel año o mi recuerdo. De todas formas, ahora el poema tiene unas dimensiones que no pretendía, y es el misterio de las matanzas en verano, y los cerdos… o muy flacos y demasiado gordos. Gracias. Un saludo.
De nada. Me lo he inventado. Demasiada responsabilidad lo de las dimensiones del poema. Los cerdos mueren igual en verano o en inviernos, si lo haces bien. Un saludo.
Maldita sea.
Qué bonito es siempre leerte, como las cosas bonitas que duelen.
Me ha recordado a mi pueblo, a mi abuelo matando a un cerdo antes de que clareara el día bajo el sol atormentado de noviembre (mi abuelo lo hacía en un mes frío, no se por qué ni si se hace así)y yo, todavía dormida pero consciente y testigo de su asesinato y su grito ahogado. He visto sangrar a ese cerdo en tu poema. O quizás no era al cerdo.
volver a vos y que duela y que haga bien. fusa-sostiene. están todos muertos, ahora mismo, mientras te leo, todos muertos, menos nosotras dos.
(yo, viva, al leerte).
Yo no recuerdo absolutamente nada de la matanza. No sé si porque mi mente lo ha eliminado o porque llegué un poco más tarde. Sólo recuerdo un columpio chapucero.
Bueno, por lo visto es mejor matar al cerdo en invierno, así que es mejor en noviembre que el verano… mira los comentarios de arriba.
Muchas gracias, me alegra que te haya gustado.
Un beso.
Y yo feliz de que todo desaparezca cuando te pasas por aquí, que me da una alegría que no sabría explicar y que te parecería exagerada si te la contara. Yo un día te voy a abrazar… eso lo sé…
(yo, viva, al vivirte).
excelente, me encanto