A veces los libros nos conducen a lugares totalmente lejanos o ajenos o desconocidos o inalcanzables o… maravillosos. Esto es la literatura; el que la probó, lo sabe. Así, si un libro cualquiera puede llevarte y devolverte de dicho lugar, y ser otro, ser uno o ninguno… o todos, cuando ese lugar al que llegas te lo ofrece un libro que tú has escrito, el camino que has tomado te resulta propio o reconocible o conocido o alcanzable o… maravilloso. El trayecto bidireccional que se ha establecido entre Jordi Corominas y Jenn Díaz a veces lo provocan libros que han escrito ellos -nosotros- y a veces, no. En este caso, “El duelo y la fiesta” es el lugar común que me ha hecho reconocer en Jordi lo que en ocasiones es un amigo y en ocasiones es simplemente un lector, si es que un lector puede ser un simplemente. En cualquier caso, tengo mucha suerte de que haya gente que me lee, y de que lo haga con tanto cariño, con tanta delicadeza y con tanta generosidad. Pinchando en la imagen, la reseña en Revista de Letras.