Hélène Lagonelle está tumbada en la cama
bocarriba, se ha dormido como una loca
esperando que llegara. Me quito los zapatos
dorados, el sombrero de hombre, me arranco
el pintalabios y sé en la oscuridad
que mis ojeras de vieja son más negras sin él.
Hélène duerme descarada, sedienta,
respira con fuerza esperándome y si la
llamo seguro va a querer dormir en mi cama
porque tiene miedo de convertirse en enfermera
de guerra. Hélène no sabe que es hermosa,
no sabe que en mi insomnio la deseo desde
la cama de al lado. La miro y quisiera
acariciar sus pechos. No sabe que, cuando cierro
los ojos y el amante de Cholen me hace
gozar hasta morirnos los dos,
creo que soy ella, como ella, como Hélène
Langonelle. Pienso que toca su cuerpo,
siento que soy sus piernas.
No sabe nada y, si la llamara, si viniera
a mi cama, no se daría cuenta de que
la deseo como si fuera un muchacho.
mil veces,BRAVO!
reescribir “el Amante”, vaya proeza!
La historia de Hélène y M., qué delicia!
además de los Bravos, miles de besos*
Rayuela: ah, no sé si me atrevería yo a tanto… pero sí me gusta, mientras leo un libro que me está cogiendo por adentro las tripas bien cogidas, hablar con él, de él y para él. Y estos poemas son como acompañando a esa Marguerite, como confirmando, pellizcando los recuerdos, despertando.
Gracias, Silvia.
Un besazo.
Es que esa historia es muy sugerente, muy sensual, llena de vida, de deseo. A mí me impactó.
Y tú has descrito muy bien los sueños de la protagonista con ella.
Un abrazo
Virgi: toda Marguerite en El amante es así como dices… sugerente, sensual, llena de vida y de deseo. Necesitaba escribir un último poema antes de despedirme de su presencia física, ahora se queda sólo adentro.
Un abrazo y gracias.
Poema maravilloso y salvaje como MD! Espero que esté pronto en las librerías.
He venido para corresponder, por casi cortesía y curiosidad y me voy impresionada, gratamente!
Belnu: supongo que tiene más fuerza si se conoce la historia de Hélène, si se ha leído El amante… y me parece que todo lo salvaje que tiene este poema es gracias a lo que me ha hecho sentir Marguerite al leerla, tan apasionada, tan sensual, tan devastadora.
Me alegro de que así haya sido, Isabel, para mí es todo un placer, de veras, que vengas y te guste lo que ves. ¡Pronto tendrás noticias con respecto al libro, seguro que buenas!
Fusa querida, que de tu boca no dejen de salir versos así, como agua necesaria.
Pájaro de China: también yo creo que mes agua necesaria escribir estos poemas, pero mi cabeza es selectiva: estoy por los versos y sólo pienso a través de ellos. Ahora ha llegado el turno de Los pájaros no tienen dientes… y no se me ocurre ninguno.
Un abrazo, querida.