Mi madre ha dicho que hoy a las siete me viene a buscar mi padre y no me lo creo, porque también lo dijo el martes y al final no vino, y como ya hemos empezado mal el día le he dicho, que’m deixis, y me ha dicho, a mi no em parlis així, així no es parla a una mare. Entonces ¿cómo? Precisamente hoy a las siete había quedado con Blanca porque me dijo el otro día que tenía que hablar conmigo, hem de parlar, y cuando las chicas dicen que tienen que hablar contigo normalmente es que han hablado con otras y se lo han pensado mejor. Tendré que decirle que no podemos vernos, y total para nada, porque hoy mi padre tampoco vendrá, como siempre que dice que va a venir, vindré vindré, no vendrá, se quedará con ella y pondrá alguna excusa y más ahora, que han tenido un hijo que se llama David. Yo me tendría que haber llamado David, como mi padre, pero mi madre no quiso y me puso Eduardo, y ahora hay otro niño que se llama como él y no soy yo, pero me da lo mismo, porque total, no lo veo. Mi madre dice que tendría que conocer a mi hermano, porque es mi hermano me ponga como me ponga, és tun germà, y ya se lo he dicho mil veces, que’m deixis, que’m deixis, que no se meta en mis cosas, y dice que no son mis cosas solamente, que también son las suyas, porque soy su hijo, y no sabía que por ser su hijo ya le daba derecho a meterse en todo. Si no fuera tan pesada a lo mejor no estaría sola, y no se lo digo porque sé que como se lo diga me va a dar una buena hostia y amb raó, dice Blanca, porque los padres de Blanca no son como los míos, dice ella, y si les contestas que me dejes o algo así, la castigan sin hacer las cosas que más le gustan, y una de las cosas que más le gustan es estar con sus amigas, que total, no hacen mucho, sólo dar vueltas por el pueblo, y me dice que a mí qué me importa lo que hace con sus amigas, y le digo que como no puede hablarle mal a sus padres me habla mal a mí y que yo no tengo la culpa, pero Blanca dice que sí, que tinc la culpa de moltes coses. No sé si se refiere a que mis padres estén divorciados, supongo que no, porque todo el mundo me dice que no, que no soy el culpable, hasta las psicólogas.
Fragmento del texto bilingüe para el último número de la revista EÑE