Desde hace no demasiado Jenn Díaz escribe a mano. Como Virginia Woolf. Como su adorada Ana María Matute. Dice que le sirve para controlar el tiempo de sus historias. Para recuperar la lentitud, el placer. Utiliza bolígrafos de colores y escribe hasta cinco páginas al día. Así no es extraño que en dos años, los que hace que publicó su primera novela, la profunda, alterada y por momentos decididamente cruel Belfondo, haya acabado otras tres novelas y esté en mitad de una colección de cuentos a la que seguramente llamará Vida familiar. «La familia es para mí un pozo sin fondo de inspiración», admite.
Dios!! espero que no escriba como Virginia Woolf… tanto lirismo hueco a mí me hastía, pero para gustos los colores.
Un saludoooo