Mucho más poético es ese universo que empezó a edificar con «Belfondo» (2011), su debut literario, y en el que ahora ahonda acompañada por Mariela, voz infantil con «chispazos de vejez (es un decir) prematura» que articula un relato por el que también desfilan una madre en pleno proceso de bancarrota emocional y una abuela que ocupa sutilmente el lugar del padre asesinado. Una primera persona a ras de suelo que con la que Díaz mantiene el equilibrio entre crueldad e ingenuidad, entre atrocidad y naturalidad.